Si es bien utilizada, la magia negra puede tener su “lado amable”
Algunos consideran que la magia negra es, solamente, el uso negativo de los poderes provenientes de las energías de los seres de la oscuridad, como es el caso de los demonios y espíritus malignos.
Sin embargo, ello no es del todo cierto. Si bien es verdad que la mayoría de las personas que trabajan con este tipo de magia, acuden a los seres de la oscuridad, también es cierto que los hay que trabajan con ciertas energías y fuerzas de la naturaleza e, incluso, con algunas entidades espirituales que no son, necesariamente, demoníacas.
Consideraciones generales sobre la hechicería negra
Algunas actitudes negativas se han ido apoderando de nuestras sociedades, durante las últimas décadas. Tal es el caso, de la avaricia, la ambición desmedida, la frustración, la incapacidad, los celos, la envidia, el egoísmo y la intolerancia por el éxito ajeno.
Todas estas situaciones aisladamente consideradas, o la combinación de algunas de ellas, han conducido a la gente a recurrir a expertos en magia negra para satisfacer sus deseos desmedidos de fortuna, poder y, lo que es peor aún, de ver caer a otro en el infortunio y la calamidad.
Y, por supuesto, los seres más oscuros están más que dispuestos a “colaborar” en la búsqueda de este tipo de objetivos, con la sola finalidad de “reclutar” nuevas almas para sus dominios.
Sin embargo, y acá viene lo verdaderamente importante, existen muchos seres celestiales dispuestos a colaborar con ciertas prácticas catalogadas, indebidamente, como “ocultas”.
Tal es el caso de la Santa Muerte y los seres espirituales del vudú blanco y de la magia Wicca, además de la santería, por solo situar cuatro ejemplos de entre muchísimos más que existen.
Es más, estamos hablando de verdaderas religiones que son catalogadas como “oficiales” por muchas y extensas comunidades de México, Haití, Cuba, África y otras regiones del planeta.
¿Que, de todas maneras, se trata de magia negra? Claro que sí. Pero, eso sí, no se invocan a los seres de la oscuridad para alcanzar los propósitos de los consultantes y/o de los practicantes asiduos de estas religiones.
El chamanismo no es, usualmente, considerada como hechicería negra
Esto es más que obvio y así es aceptado por la gran mayoría de expertos en artes y ciencias ocultas ancestrales. Según serios estudios de Antropología y Arqueología, el chamanismo es practicado por el hombre desde hace, aproximadamente, 25.000 años.
Y se sabe, además, que no se invocaban a aquellas entidades espirituales demoníacas que hoy conocemos. A lo más que se recurría, es a las fuerzas de la “madre naturaleza” y a los espíritus de los muertos.
Así las cosas y con fundamento en todo lo que hemos esgrimido hasta acá (con base en fuentes de información bastante serias e, incluso, científicas), podemos asegurar, tal y como lo plasmamos en el título de la presente publicación, que “la magia negra también tiene su lado amable”.
Entonces: nuestros expertos la practican, pero en sus modalidades admisibles desde los puntos de vista éticos, morales e, incluso religiosos.
Tenemos a entera disposición de la gran cantidad de consultantes que, diariamente, recurren a nosotros, toda una serie de rituales propios de la magia Wicca, de la Santa Muerte, la santería, del vudú blanco y de algunas vertientes del tradicional y milenario chamanismo.
Nuestros expertos no recurren a rituales que invocan a las fuerzas oscuras. Contrarrestamos la magia negra
Con nosotros, los consultantes podrán estar seguros de que jamás les pediremos tierra de cementerio, sangre de animales sacrificados, grasa o secreciones humanas, ni nada que se les parezca.
Ello no quiere decir, por supuesto, que no necesitemos fotos, amuletos, objetos o vestuario de propiedad de la persona a la que se pretende hechizar.
Aclaremos, de paso, que no le infringimos daño alguno a terceras personas, para lograr los objetivos de nuestros consultantes. Así, por ejemplo, realizamos amarres de amor (hasta que, única y exclusivamente, la muerte los separe), sin hacerle daño alguno al “amarrado”.
En lo que respecta a las pretensiones de venganza de quienes nos consultan, digamos que podemos establecer una especie de “compensación” sin que, necesariamente, acabemos con la vida de nadie.
Es más, no lo recomendamos, dado que es bien sabido que la venganza trae serias consecuencias vitales y espirituales. Mucho más conducente, es la protección contra futuros daños y/o ataques psíquicos.
Seamos más explícitos a este último respecto, para decir que si, por ejemplo, alguien le está practicando brujería negra a quien nos está consultando, nosotros estamos en plena capacidad de establecer una fuerte barrera espiritual, para evitar que el daño se siga infringiendo.
Y, de ser necesario, recurrimos al vudú, a la magia wicca, a la santería, el chamanismo y demás, para establecer dicha protección. En este punto, es en el que surge una pregunta ineludible: ¿qué mejor venganza, que ver impotente para infringirnos más daño, a quien nos pretende seguir perjudicando?
Si, por ejemplo, por envidia, por querer quitarnos la pareja o vernos arruinados, alguien nos hace daño (sea en el mundo físico o, bien, en el ámbito espiritual), pero se ve en imposibilidad de lograrlo, ya hemos logrado dos propósitos fundamentales:
De un lado y antes que cualquier consideración, nos hemos logrado proteger de futuros ataques. Y, de otra parte, el enemigo se verá más frustrado e impotente de lo que se sentía antes.
Tal y como lo hemos podido demostrar, entonces, la magia negra sí puede tener su lado bueno o “amable”. No siempre es necesario recurrir a los “seres de las tinieblas”, ni a hacerles daño a los demás, para conseguir los propósitos.